¡Dios te salve, Paloma de los Cielos!
La Marisma es tu verde palomar;
tu reino como almendro florecío;
Cantar de los Cantares tu Rocio,
y tu ermita, nido, trono y altar.
Nuestra vida es rosario doloroso,
que reza el mundo sin sentir dolor;
al rezarlo tus labios, Madre mía,
sus misterios se aclaran como el día,
y su cruz de tormento en cruz de amor.
Para entonces, Señora te pedimos,
muéstranos a Jesús, Sol de tu luz,
en la tarde sin sol de nuestra vida,
en vuelo el alma, de paloma herida
que vuela a su calvario y a su cruz.
Y al abordar la muerte nuestra barca,
que se rompe su vela al soplo tierno
del viento de tu amor, Blanca Paloma.
Y ungidos de tu nombre en el aroma,
volar al fin a tu Rocio Eterno.
¡¡VIVA LA VIRGEN DEL ROCIO!!