I
Te creí buen peregrino
que a mi carreta llegaba,
te di una copa de vino,
bailaste por sevillanas.
Me di cuenta, peregrino
que a mi novia enamorabas,
me di cuenta, peregrino
que en mi cara me robabas.
Como el que roba los «níos»
vas robando corazones;
que la Virgen te perdone
pero vete del Rocío.
II
El corazón en el pecho
y el temple en la valentía;
hay que andarse por derecho
sin presumirse de hombría,
que no es más el que pregona
su arrogancia y gallardía.
Hay que saber ser persona
para andarse por la vida.
Tu postura te ha «vendío»
conquistador de ocasiones;
que la Virgen te perdone
pero vete del Rocío.
III
Que mi carreta es tu casa
y esta es la ley del camino;
si quieres pan, doy de hogaza,
si quieres vino, doy vino
para alegrar tu garganta
de hermano y de peregrino;
te di el fuego y mi manta,
que esta es la ley del camino.
La nobleza del Rocío
no se compra con razones,
señorito «presumío»,
que la Virgen te perdone
pero vete del Rocío.
IV
Puente de plata y de «olvío»
que el señorito va huyendo;
con su caballo «bravío»
que espuela le va pidiendo.
Señorito mal «nacío»
qué equivocado viviendo;
que se creyó que al Rocío
sólo se va presumiendo.
La alegría del Rocío
no se compra con razones,
señorito «presumío»,
que la Virgen te perdone,
con que ¡vete del Rocío!.
Enviada por: José Luis
