I
En la calle La Pimienta
vive mi niña Carmela;
con ella pelo la pava,
nos separa una cancela.
En el patio de su casa
hay una pileta mora
y dos faroles que alumbran
a la Divina Pastora.
Estribillo:
Ay, Barrio de Santa Cruz,
el aroma de tus flores
y el sabor de tu hermosura
a los cuatro vientos gritan:
-¡Sevilla no hay más que una!-
II
Carmela riega las flores
que cuelgan de sus balcones:
son geranios, gitanillas
y claveles reventones.
Hay una dama de noche
que perfuma el callejón;
son olores sevillanos
que guardo en el corazón.
III
Cuando la noche atraviesa
las callecitas del barrio
yo la espero en su ventana;
me gusta besar sus labios,
acariciar sus cabellos
y beber de su lindura,
y cantarle mis amores
bajo la luz de la luna.
IV
Carmela tiende la ropa
en una blanca azotea
y un repique de campanas
su belleza piropea:
campanas de Santa Clara,
Santa Marta y Venerables,
y las que tiene esa torre
que giraldea con el aire.
Es una aportación de: EL POETA PATATERO