I
“Arrecoge” la vela del bote
que el viento ya se fue,
y tú no dejes de bogar
que el puerto ya se ve.
En el puerto está
la noche, el día y el amor:
recuerdos del ayer
que el aire se llevó.
Suelta el timón,
deja el bote a la deriva
y “arrecógete” en la quilla,
deja que las olas lleven
los recuerdos de tu “vía”.
II
De rodilla´a tus plantas me viste
llorando por tu amor,
y tú, riéndote de mí,
me dijiste que no.
Llorando mi dolor
como un loco yo me vi
sin patria y sin amor
acordándome de ti.
Todo pasó,
mis penas son alegría:
hoy al fin me he dado cuenta
lo poco que tú valías.
III
Si se jugaran las cartas de nuevo
veríamos a ver
si yo sería como fui:
juguete de tu mal querer;
al fin me convencí
y vi tu mala fe.
Ahora no sé
a quién le voy a ir a contar
las penas que por ti pasé;
“to” el mundo me advirtió
y en nadie confié.
Vete de aquí,
que yo no quiero ni verte,
vete pronto de mi vera;
yo te tengo “compará”
con una mujer cualquiera.
IV
Una noche de grandes borrascas
mi barca naufragó,
y el viento de la tempestad
mis velas destrozó
estando en alta mar.
Nadando con valor
y en medio de la oscuridad
yo vi una luz que me alumbró;
por ella me guié
hasta la salvación.
Aquella luz
es mi Virgen del Rocío,
la que nunca me abandona
y en su corazón confío
que es de la Blanca Paloma.
Es una aportación de EL POETA PATATERO
(elpoetapatatero@hotmail.com).