En un lance del juego, unos niños lanzaron, por supuesto sin querer, un pelotazo que impactó de lleno en la emblemática estatua de la Virgen del Rocío, que preside esta plaza del casco histórico umbreteño desde hace más de medio siglo (1956).
Al ser la imagen hueca y realizada en cerámica, cayó al suelo y sufrió importantes desperfectos. Nada más conocer ese incidente, el Ayuntamiento de Umbrete se puso manos a la obra y organizó un dispositivo especial que permitió trasladar la imagen al taller de restauración de David Martínez Amores, un vecino del municipio que goza de un importante reconocimiento profesional en el ámbito de la restauración de piezas artísticas.