En la década de los años sesenta del pasado siglo, a los rocieros que entonces gestionaban la Hermandad se les planteó un dilema que originó una importante decisión. Nuestra antigua carreta fue realizada en 1932 por el ebanista manriqueño José Cabello Rodríguez, en madera de haya, tratada en Valencia, En esta obra se aprovecharon piezas de la anterior del siglo XIX. Y, después de haber realizado más de treinta caminos, necesitaba una gran reparación. Y, por otra parte, la casa del Rocío precisaba una urgente remodelación.
Aquellos rocieros tuvieron que decidir entre estos dos proyectos: la nueva carreta de plata o el arreglo de la casa del Rocío. En cuanto a la carreta, había que elegir también si hacerla de plata o hacer una profunda restauración a la de madera y enriquecerla con aplicaciones de plata.
Por algunos de los que todavía viven y tuvieron cargos en la Hermandad, he sabido muchas cosas de lo que ellos conocieron, como Diego José Muñoz Márquez, Manuel Carrasco Díaz, Manuel Béjar González y Antonio Carrasco Romero.
Otros, ya no están entre nosotros. Se fueron a hacer su último camino y están ante Ella y su divino Hijo en la gloria marismeña del Rocío del Cielo. Entre ellos, puedo recordar a D. Manuel Lora Pérez, Don Pedro de Orleáns y Doña Esperanza de Borbón, Antonio Díaz Zurita, José de Paula Solís Bayard, Miguel Sánchez Garrido, Juan Márquez González, Maximino Mateos de la Rosa, José Sánchez Sánchez, Miguel Béjar Vázquez, Antonio Garrido Cabello, José Carrasco Romero, Mariano Sánchez Bernal, Ruperto López García, Diego Cabello Muñoz, Andrés Ruiz Chacón, Rosendo Sáez Muñoz, la camarista de la Virgen, Rosa Chacón Díaz, o el Alcalde de esos años, Luis Miguel Carrasco Pagés.
Yo he tenido la suerte de haber podido hablar con casi todos ellos, pues, desde mi niñez, he querido estar siempre al tanto de los asuntos de mi hermandad.
La Junta de Gobierno de entonces, presidida por José de Paula Solís, convocó para el 23 de octubre de 1969 una Junta General Extraordinaria en la sacristía parroquial, abarrotada de hermanos, que aprobó por una mayoría casi unánime, realizar una nueva carreta de plata para el Simpecado.
Previamente a ese acuerdo, hubo numerosas intervenciones de los asistentes, algunas muy destacadas y decisivas, entre ellas las de Antonio Díaz Zurita, Mariano Sánchez Bernal, Manuel Béjar González, Manuel Carrasco Díaz o Diego José Muñoz Márquez.
Inmediatamente, la Junta de Gobierno tomó el encargo de transmitir a los plateros la idea que se había acordado en aquella reunión: Que la nueva carreta tuviera un diseño parecido a la antigua de madera, con seis arcos, las cortinas rojas con flecos de oro, el techo rematado por fuera en crestería y por dentro con la Paloma flamígera en el centro.
Para ello, la Hermandad les aportó fotografías y, en muy breve tiempo, la Junta contaba ya con cuatro dibujos y sus presupuestos correspondientes de los orfebres de Sevilla: Cayetano González Gómez, Orfebrería Seco Caro, Manuel Seco Velasco y Jesús Domínguez Vázquez.
Jesús Domínguez hizo varias visitas a Villamanrique para estudiar in situ el proyecto. En la primera de ella, realizada en 1969, venía con su hermano Cuqui; y algunos miembros de la Junta de Gobierno, el carpintero, Andrés Ruiz Chacón, y el artesano forjador, Rosendo Sáez Muñoz los acompañaron.
Estuvo, en primer lugar, en la iglesia parroquial, para ver el Simpecado de 1766, que es el que se lleva a la Romería, para inspirarse en el repujado para el nuevo templete.
Después, se trasladaron al Colmao, edificio del siglo XVIII, propiedad, entonces, de los Hermanos Márquez González. Allí se guardaba la carreta, desatornillada de las limoneras y, fuera del lecho, colocada sobre unos tableros en el suelo de la bodega.
En un cuaderno o bloc, Jesús Domínguez hizo dibujos del frontal, de uno de los laterales y del interior del techo. Dijo que el templete era elegante, pero que estaba desproporcionado en sus medidas de altura y anchura. Y propuso que se suplementara el eje de las ruedas en unos 90 centímetros, y los limones con una tablazón a cada lado.
La Junta de Gobierno, cuando tuvo los cuatro dibujos y los cuatro presupuestos, convocó de nuevo a los hermanos en una Junta General. En ella, se presentaron sólo los dibujos, sin el coste económico, para que los asistentes se decantaran por el que más le recordara la antigua carreta, sin tener en cuenta el precio.
Y, por una decisión casi unánime, se eligió el de Jesús Domínguez Vázquez y se acometió la adaptación propuesta por él, que fue realizada por el herrero Rosendo Sáez y el carpintero Andrés Ruiz.
Fotografía del diseño de la carreta de plata, realizado por Jesús Domínguez Vázquez (anverso) y del sello de su taller de orfebrería (reverso).
La prensa sevillana se hizo eco de la noticia y publicó una fotografía del dibujo, cuya autoría era exclusivamente de Jesús Domínguez Vázquez, sin ningún trazo externo a los realizados por él en su propio taller de la calle Santa Clara de Sevilla.
Se formalizó el contrato y a la firma del mismo se le hizo un abono por parte de la Hermandad de la cantidad estipulada para el inicio de la obra. Parece ser, que los miembros de la Junta de Gobierno de entonces hubieron de avalar con sus propios bienes personales, presentes o futuros, el montante de dicha operación.
Para afrontar las mensualidades al taller de orfebrería, se organizaron corridas de toros. Y para ello se contó con la colaboración de las diferentes explotaciones ganaderas, próximas a Villamanrique y de algunos toreros, que actuarían gratuitamente.
El que fuera tesorero entonces, Manuel Béjar González, conserva carteles y fotos de aquellas corridas. Recuerda que la primera corrida fue el 25 de enero de 1970, con toros de Luis Algarra Polera y Ángel Sánchez Rodríguez. Los toreros fueron José Martínez, Limeño, Jaime Ostos, el novillero Juan Marcelo Rodríguez, Rociero y el rejoneador Enrique Valdenebro, Conde de San Remy. Al final, hubo una exhibición del toro bravo, Panchito, de Manolo Bedoya. En una segunda corrida actuaron los toreros Miguel Báez, El Litri, José Luis Parada, y Rafael Torre.
Cartel anunciador de la primera corrida benéfica de la Hermandad del Rocío.
Sin embargo, a pesar de haberse movido bastante dinero en estos espectáculos taurinos, después de abonar los gastos propios para su montaje -alquiler de la plaza, servicios sanitarios, ambulancia, seguros, imprenta, detalles, etc.-, los beneficios no fueron los esperados.
En todo este empeño fue decisiva la entrega de nuestro capellán que acompañó siempre a la Junta de Gobierno en las peticiones. A cambio, solicitó de la Hermandad su colaboración especial con la obra de la Parroquia y de la Torre y con Cáritas.
A la parroquia, que estaba en restauración, se le hizo entrega de un importante donativo, acordado en la sesión de la Junta de Gobierno, de 4 de mayo de 1970. Para recaudar fondos destinados a Cáritas Parroquial la Junta de Gobierno decidió, en sesión ordinaria de 28 de noviembre de 1970, instalar la Tómbola Benéfica. Y en la sesión de 5 de marzo de 1971 se acordó hacer a la Hermandad socio de Cáritas.
Esta labor de caridad la Junta la quiso compartir con la obra del templete de plata.
El celo y la entrega a la Hermandad de nuestro Capellán, Rvdo. D. Manuel Lora Pérez, hizo que la Junta de Gobierno decidiera hacerle un reconocimiento público a su gran labor de caridad, como colaborador-administrador incansable.
Para ello, una vez pasada la Romería, en la sesión ordinaria de 27 de mayo de 1970, se acordó su nombramiento como Capellán de Honor de nuestra Hermandad.
Como la obra de la carreta de plata tardaba más de lo previsto, tuvo la Junta que traer las piezas ya realizadas y exponerlas en la galería del Ayuntamiento, para que los hermanos y los devotos de Villamanrique tuvieran la tranquilidad de saber que se estaba haciendo.
Y, a la vez, una nueva preocupación acechaba a la Hermandad: cuando el orfebre entregara la obra terminada, ¿dónde se guardaría?
Inmediatamente, se hicieron gestiones con la Princesa Doña Esperanza de Borbón, quien cedió los cobertizos de los almacenes de Palacio y, otros manriqueños ofrecieron naves de aperos a las afueras del pueblo; pero los orfebres desaconsejaban esos edificios; porque en ellos se guardaban, intermitentemente, productos del campo que podrían dañar la plata.
En la sesión ordinaria de 22 de enero de 1971 se decidió la compra de un solar, ya tapiado, con salida y entrada a dos calles: la calle Santiago, 25, y la calle Juan López, 4, propiedad de Andrés Gómez León.
Y para conseguir la construcción de una capilla, para guardar la carreta y un salón de reuniones, secretaría y archivo, se pidió la colaboración de todos los maestros de obra y albañiles de Villamanrique y muchos se ofrecieron y la casa se pudo tener terminada antes de que la carreta de plata llegara al pueblo.
No me puedo olvidar aquí del mimo y el cuidado que nuestras vecinas Antonia Márquez Garrido, Antoñita Solís Colchero, y Rocío Cabello Muñoz y su madre, Trinidad Muñoz Domínguez, que estuvieron siempre al cuidado de que a la Virgen del Simpecado viejo que, a partir de ahora se cobija en esta nueva casa, en la carreta antigua de madera, que le sirve de retablo, no le faltara nunca unas flores, y que la cristalera, por donde los manriqueños y devotos le rezaban, estuviera siempre limpia y reluciente.
Y mientras todo esto sucedía, la Hermandad iba pagando correctamente los plazos mensuales y a febrero de 1971 aún quedaban por pagar más de 200.000 pesetas para el remate a la entrega de la obra. La Junta de Gobierno comienza a estudiar los preparativos para la llegada de la obra de orfebrería una vez terminada. Se pretende hacer un acto solemne de bendición en espacio abierto, con invitación a todas las hermandades y un recorrido de la carreta por todo el pueblo.
Antes, había que reunir el dinero para completar la totalidad del pago. Se había pedido una subvención al Ayuntamiento de Villamanrique, cuyo alcalde, a la sazón D. Luis Miguel Carrasco Pagés, se había decantado a favor de la realización de la carreta de plata. El Ayuntamiento concedió la cantidad de 100.000 ptas. y pidió a la Hermandad que el hermano que hiciera las veces de Hermano Mayor cuando se estrenara, fuera en representación de todo el pueblo de Villamanrique.
Se acortaban los días y el Rocío estaba muy cerca, pues el Lunes de Pentecostés era el día 31 de mayo. El Hermano Mayor para la Romería de 1971 había sido ya elegido en la persona de S.A.R. Don José Zamoyski y Borbón. Era muy complicado organizar un evento tan importante en sólo dos meses, por lo que hubo de posponerse todo para el año siguiente. Durante este tiempo de espera, se mantuvieron visitas a S.A.R.I. Doña Esperanza de Borbón a la que se nombró Madrina del acto de la futura bendición de la nueva carreta de plata. Y, ya pasada la Romería de 1971, se fueron preparando todos los trámites para recibir la carreta de plata. Y una noche, en que estaba la Junta de Gobierno reunida para celebrar una sesión ordinaria, se recibió comunicación del Palacio de Villamanrique, con la buena nueva de que la entonces Princesa de España, Doña Sofía, vendría a la Romería del próximo año 1972 y entraría en El Rocío con la Hermandad de Villamanrique.
La organización de ese acto no iba a depender sólo de los preparativos de la Junta de Gobierno. Habría que tener en cuenta las indicaciones que se dieran, de quienes se encargan de la seguridad en estos casos.
En los primeros días de febrero de 1972 ya estaban ultimados muchos de los prolegómenos para la bendición de la carreta de plata: el altar en los porches de la iglesia para los actos religiosos; enviadas las invitaciones para las hermandades y autoridades; preparada la casa-hermandad, que estaba en el centro del casco urbano del municipio, de donde saldrá la carreta para recorrer todo el pueblo y que los manriqueños la pudieran admirar; había sido ya elegido Rafael Jiménez Romero como carretero para este acto y para la Romería; Ignacio Mora Colchero, de Aznalcázar, había realizado el diploma del madrinazgo de la bendición para Doña Esperanza de Borbón…
La salida de la carreta por las calles de Villamanrique fue todo un acontecimiento y muy emotiva la entrada en el Palacio de los Príncipes de Orleáns Braganza. Doña Esperanza había mandado a abrir de par en par las puertas de su Casa para que todo el pueblo que acompañaba la carreta entrara con ella. La princesa se preocupó del más mínimo detalle, para que todo saliera bien; porque, como siempre, las cosas del pueblo y de su Hermandad del Rocío, eran tan suyas como de cualquier manriqueño. Ella se consideraba una manriqueña más.
Doña Esperanza recibió las explicaciones sobre la obra de orfebrería del templete del Presidente y del Secretario de la Hermandad, Diego José Muñoz Márquez y Manuel Carrasco Díaz, respectivamente
Doña Esperanza se interesa por todos los detalles de la nueva carreta de plata.
Para Villamanrique este día fue un día grande en la historia de su Hermandad y lo vivió como algo suyo. Todo el pueblo salió a la calle para ver la nueva carreta de plata de la Virgen. Y el acto de bendición fue apoteósico y sin protocolo. Todos participaron de todo. Las Hermandades invitadas mezcladas con los manriqueños. Y como testigos especiales la representación de la Hermandad de Almonte, con su párroco, Don Antonio Pulido Beltrán, al frente, que estuvieron situados en la parte izquierda de la fachada del Ayuntamiento.
El capellán de honor, D. Manuel Lora Pérez, dirigió una plática muy rociera y emotiva e hizo el ritual litúrgico de la bendición, en la que actuó de madrina, S.A.R. e I. Doña Esperanza de Borbón. Y el joven José Zurita leyó la ofrenda que todos los manriqueños hacían a la Virgen del Rocío, cuyo tenor es el que sigue:
Madre y Señora nuestra:
Al verte hoy, gloriosa y aclamada en este nuevo trono, contemplamos en Ti a la nueva Jerusalén, engalanada de gracia y hermosura, a la Santa Iglesia, de la que Tú eres miembro excelso y tipo, figura y Madre al mismo tiempo.
Queremos, Señora, con motivo de esta ofrenda de plata y devoción, aseverar públicamente nuestra firme creencia en tu pureza inmaculada y en tu maternidad divina; porque Tú eres blanca y dorada, tabernáculo de Dios, y por Ti está el Señor Dios entre nosotros los hombres.
Con esta maravillosa carreta de plata que te ofrece Villamanrique van, Madre, también los sacrificios de cuántos han trabajado para conseguir este templete más digno de Ti y en donde cobijar tu Simpecado peregrino en tu Romería del Rocío.
No mires en ello el valor material que representa, sino compara y aprecia el amor de este pueblo, incansable devoto tuyo. Valora el trabajo de muchas personas que, callada y generosamente, han bordado y cosido con sus manos los adornos que hoy te rodean, y el duro y difícil trabajo del orfebre, que ha labrado en este rico metal los símbolos de tus gracias y virtudes, con el amor del más fiel de tus hijos, porque a Ti, Madre, iba dirigido.
En esta ofrenda va el amor de todos los manriqueños, la devoción de un pueblo entero que se rinde a tus plantas y el recuerdo de todos aquellos que ya no están entre nosotros, pero que se sentirán orgullosos de estos buenos hijos de la Blanca Paloma…
Que así sea.
Tras la bendición del nuevo templete, y una vez terminados todos los actos, hubo una gran convivencia entre los asistentes que se prolongó hasta bien entrada la noche.
Los días pasaban y tras concluir la Semana Santa, la Junta de Gobierno reiniciaba de nuevo las tareas propias del Triduo y Función Principal y el recibimiento de las Hermandades. Los miembros de la Junta de Gobierno, reunida en sesión ordinaria, celebraron un sorteo entre ellos para elegir a aquel que haría las veces de Hermano Mayor, representando al pueblo de Villamanrique, en la Romería de 1972. Salió elegido Miguel Sánchez Garrido, que ocupaba el cargo de Vicepresidente.
Miguel Sánchez Garrido, Vicepresidente de la Hermandad, fue elegido para representar a Villamanrique, como Hermano Mayor, en la Romería de 1972. En el desfile de la Entrada oficial cedió el banderín de su cargo a la Princesa Doña Sofía, mientras la Infanta Doña Esperanza lleva el banderín de su Casa Palacio.
El camino fue duro porque el año fue seco y polvoriento. La carreta iba tapada con unas lonas blancas para resguardarla del polvo salitroso de la Raya Real.
En la cancela del Urracal, un banco de arena fue muy penoso para los bueyes de la carreta, que iba rompiendo el carril. Para ayudarles, Rafael, el carretero, y su hermano Pepe, engancharon delante de la yunta una acémila para que hiciera de pericón y encuarte y estimulara a los bueyes a tirar con más fuerza. Y así se salvó el atasco.
Pagó la Hermandad 1.700 pesetas en claveles y gladiolos, de color rosa, para adornarla, junto con los numerosos ramos que le ofrecieron muchos hermanos y algunas hermandades. Y ya en El Rocío, el sábado 20 de mayo, la princesa Doña Sofía colocó un ramo de lirios a los pies del Simpecado. La Entrada oficial de la princesa con la Hermandad de Villamanrique fue apoteósica y noticia principal de numerosas revistas y de la prensa diaria andaluza y española.
Una de las estampas propias del día, después de haber pasado por la Ermita la carreta tras el desfile, fue el grupo de rocieros delante de la Princesa Doña Sofía, y Doña Esperanza y Don Pedro de Orleans, tíos de S.M. el Rey Don Juan Carlos I, que iban a caballo: el entonces Párroco de Villamanrique, D. Juan Manuel Núñez Contreras, el que luego fuera misionero claretiano, Blas Márquez Bernal, el Presidente y el Secretario de la Hermandad, Diego José Muñoz Márquez y Manuel Carrasco Díaz, respectivamente, José Zurita Chacón y algunos empleados de la Casa Palacio, como Rosa Chacón Díaz y Pepi Muñoz Espinar.La entonces princesa de España, Doña Sofía, hace su entrada en la Romería del Rocío acompañada de Doña Esperanza de Borbón y Don Pedro de Orleáns, tíos del hoy Rey emérito Don Juan Carlos I.
En la puerta de la casa de la Hermandad de Villamanrique, a la Princesa Doña Sofía le ofrecieron vino en una garrafa, de la que bebió y compartió con otros rocieros.
Durante los días de la Romería hubo un continuo ir y venir de los devotos y peregrinos para ver de cerca la nueva carreta de Villamanrique.
La carreta estaba inconclusa. Le faltaban un juego de jarras y la candelería. Para esta primera romería y en las siguientes fue completada con jarras y candelabros de una cofradía sevillana, desinteresadamente cedida.
Pero en 1974, Dña. Isabel Rodríguez Bernal, la Simona, una manriqueña muy rociera, trabajadora en la capital, donó a la Hermandad su casa de Villamanrique, el único bien de su patrimonio, para que si fuera vendido se invirtiera su valor monetario en realizar un juego de jarras en consonancia con el estilo de la carreta.
El 21 de enero de 1974, Isabel Rodríguez Bernal, dirige una carta manuscrita a María Díaz González, pidiéndole que le comunique a su marido, Juan Carrasco Pagés, que la casa de mi propiedad, que tengo en la calle Sor María del Coro, 27, quiero dejarla a la Hermandad de la Virgen del Rocío de esa; así es que desearía se pasara por casa de mi señora…..para mirar la forma de llevarla a cabo. Las escrituras de la propiedad de la casa están en mi poder. Que no deje de venir pronto, pues ya lo tengo decidido.
Se hicieron los trámites legales correspondientes y se escrituró la donación otorgada por Doña Isabel Rodríguez Bernal a favor de la Hermandad Nuestra Señora del Rocío de Villamanrique,… alcanzando los gastos de los Derechos reales, Registro, Notaría y diligenciado a la cantidad de cuatro mil setecientas sesenta pesetas en total.
Efectivamente, para ejecutar la voluntad de la donante, la Junta de Gobierno procedió a realizar las gestiones para la venta de la casa, según las normas diocesanas, y el encargo de las jarras al taller de Manuel de los Ríos.
Más recientemente, el 30 de diciembre de 2003, el Hermano Mayor, Valentín Ortiz Sáez, firmó el contrato, junto al Presidente, el Secretario y los Consiliarios de Patrimonio y de Romería de la Junta de Gobierno, con el carpintero de Bollullos de la Mitación, D. Pedro Guzmán Bernal, para hacer a su costa una nueva carreta (lecho, tiro, ruedas de 2 metro de diámetro) para sostener el templete de plata. La restauración de la orfebrería se llevó a cabo en los talleres de Orfebrería Andaluza S.L. (Manuel de los Ríos e Hijos). Las obras que se acometieron fueron: desmontaje de todo el templete, reparación de la estructura metálica y de madera interior del mismo, el policromado y sobredorado de todas las cartelas, la realización de cuatro candelabros del mismo estilo queelrestodelaorfebrería,nuevosfaldonesdeplata,nuevapeanaparaelSimpecado y sustitución del sistema de cojinetes por el de cañoneras. Todo ello costeado por nuestro Hermano Mayor, benefactor, Valentín Ortiz Saez.
El Consiliario de Patrimonio, Juan García Muñoz, requirió para esta obra los consejos de Doña María Jesús Sanz Serrano, Catedrática de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla. El presupuesto presentado por la orfebrería tiene fecha de 21 de febrero de 2004.
La carreta tras su restauración, con los nuevos faldones, nueva peana para el Simpecado y los cuatro nuevos candelabros, con capillas para las devociones de Villamanrique, entre ellas, la de San Roque, nuestro Patrón, La Inmaculada, San Florencio, que sufrió martirio, bajo el emperador Trajano, en la aldea manriqueña de Chillas…
El tiro, el lecho, y las ruedas fueron pintadas al óleo por la parte de fuera en el color blanco ceniza que tenía el antiguo templete de madera de 1932 y el aro de la cañonera y los radios hacia el interior, en color rojo guinda.
Fuentes:
Boletín Informativo número 9 de la Primera, Real, Imperial, Fervorosa, Ilustre y Más Antigua Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Villamanrique de la Condesa (Sevilla) Diciembre de 2004.
Boletín Informativo número 10 de la Primera, Real, Imperial, Fervorosa, Ilustre y Más Antigua Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Villamanrique de la Condesa (Sevilla) Diciembre de 2005.
Carta autógrafa de Dña. Isabel Rodríguez Bernal, dirigida a Dña. María Díaz de Carrasco el 21 de enero de 1974.
Copia del Presupuesto, presentado a la Hermandad del Rocío de Villamanrique por Orfebrería Andaluza S.L. el 21 de febrero de 2004.
El Rocío (Fe y alegría de un pueblo) AA.VV. Editorial Andalucía de Ediciones Anel, S.A. Granada, 1981.
MISS, Semanario de actualidad. No 270, págs. 10 – 13. Madrid, 2 de junio de 1972.
SEMANA. No 1685 Año XXXIII, pág. 18 y 19. Madrid, 3 de junio de 1972.
ROCÍO, revista número 1 de la Hermandad del Rocío de Villamanrique. Período enero – febrero 1971. Villamanrique.-
JUAN CARRASCO SOLÍS.-
Rafael
Gracias por explicar esta parte de la historia de nuestra hermandad. Mucho mis datos que no conocía y otros muy sorprendentes.
Juan García Muñoz
Maravillosa y completa disertación. Es bueno no olvidar y que las nuevas generaciones conozcan la auténtica historia de su hermandad y sirva también como homenaje a todos esos hombres y mujeres que poco a poco hicieron grande la Hermandad más antigua. «VIVA LA VIRGEN DEL ROCÍO Y LA HERMANDAD DE VILLAMANRIQUE».